Los nombrados estereotipos solo sirven para catalogar a las personas por cómo se ven, hablan o lo que hacen, pero la verdad s que detrás de cada chico o chica hay un mundo por descubrir.
Estas odiadas etiquetas hacen que pasemos por alto a los chicos que parecen comunes o hasta raros, aquellas personas que ninguna niña se detiene a mirar porque no resultan el prototipo de galán o príncipe azul.
Los chicos promedios, los que la mayoría de las nenas rechaza, son niños de calidad, lindos, discretos e ignorados por las masas. Estos chicos son un poco inseguros, por lo que se alejan de los demás para evitar ser juzgados, pero dentro de sí hay un chico con ideas maravillosas y muchas cosas interesantes para contar.
Sólo dañan a las personas.
No permiten conocer la verdadera personalidad de la gente.
Nadie tiene derecho a juzgarte o rechazarte por cómo te ves, la ropa que usas o el lugar del que provienes.
Todos somos únicos, irrepetibles y no nos parecemos a nadie.
Si una persona es diferente a ti, no significa qué tu estés en un acierto y la otra en un error.
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